sábado, 7 de noviembre de 2009

PREOCUPADO

Menos palabras, más silencio. Más odio y resentimiento. La violencia sin razón y el desentendimiento. Angustia gris, y esa sensación de opresión en el pecho. Los sueños rotos, la falta de ganas, la fe perdida y la muerte de la esperanza. Otra vez fuimos engañados. Engatuzados por un puñado de promesas falsas. Apuñalados por la espalda. Violados, callados y usados en pos de la democracia. Nos hablan del pasado, para justificar el presente, pero nadie se preocupa por el futuro. Ni siquiera nosotros. Y el futuro no será otra cosa que las consecuencias de lo que consentimos y de nuestra pasividad. Estamos apichonados, hablando en voz baja y haciendo caras raras. Morisquetas preocupadas y gestos que tratan de expresar lo que las gargantas asfixiadas no se animan a gritar. El mundo sigue y nosotros nos quedamos. Estamos atorados, empantanados en una batalla permanente, fomentada por quienes debieran garantizar la convivencia. Pobres contra ricos parece ser la nueva consigna, cuando en realidad debiera ser “pobres y ricos contra ellos”. Contra los que nos mal gobiernan, contra los que utilizan el poder para robarnos a todos sin ningún tipo de distingo. Y cada vez que roban, el pobre es más pobre y el rico es menos rico. La cosa no pasa por lo que se tiene, sino por lo que uno es. Ellos, son los ladrones, y nos están igualando en la miseria y el desasosiego, en el hastío y el desánimo. Debiera darles vergüenza. ¿Acaso es tan difícil intentar igualar en la virtud? Regalan dinero a cambio de votos. Promulgan leyes a cambio de favores y traiciones. Dibujan índices y silencian medios en un intento vano y desesperado por construir una nueva realidad. Una realidad falsa que, a base de insistencia y prepotencia, creen, convertirán en una realidad real. En un nuevo régimen. Solo les falta crear una frase emblemática que los defina frente al mundo. El equivalente Kirchnerista a la nefasta: “Los Argentinos somos derechos y humanos”. Porque además de ladrones, son mentirosos.