viernes, 26 de febrero de 2010

SABIAS MAL

Me volviste loco durante tanto tiempo
Que ya no recuerdo cómo era
Cuando era sano
Tus labios pintarrajeados como los de un payaso
Y tu necesidad irrefrenable de lengüetearme las pelotas
Cada vez que lo hacíamos
El sabor a vino en tu boca
Y también a cigarrillo
Eran una verdadera lástima
Porque besabas bien,
Pero sabías mal
Y el día que te abandoné,
El maquillaje se derritió en tu cara
Y por primera vez
Pude ver el color de tu piel
Tan blanca y hermosa
Como una Virgen a punto
De concretar el mayor de los milagros

domingo, 14 de febrero de 2010

LA PARED INCOMPLETA

LA PARED INCOMPLETA
Dejó la carretilla a un costado, se apoyó en la pala y se sentó bajo la sombra del tanque de agua. Eran poco más de la una de la tarde y comenzaba su hora de descanso. El calor era agobiante, como un taladro incandescente penetrando sin piedad por todo su cuerpo. Sacó un cigarrillo, lo encendió y clavó su mirada en la casita de enfrente. Miró el reloj y supo que en no más de cinco minutos las vería aparecer por la puerta de calle. A partir de ese momento, la casa permanecería sola por un par de horas, hasta las tres de la tarde. Entonces las vio salir hablando y riendo de la mano. La madre debería tener unos treinta y cinco años, la nena no más de cinco. Se concentró en la nena, y sonrió echando humo por la boca y apoyándose la otra mano en la entrepierna. Lo que daría por tenerla a ella sentada ahí, haciéndole “icoicocaballito”, punteándola tímidamente, tomando confianza hasta enloquecer. Las observó alejarse hasta que doblaron la esquina, con la mirada fija en aquel pequeño cuerpo que desde hacía dos semanas lo desvelaba.

- ¿Qué hacés paraguayo? ¿Otra vez loquito con la vecina?
- Sí
- Pero no seas cobarde hombre. Andá y pedile matrimonio che. ¿No viste que está sola la pobre? Y qué par de tetotas que tiene ¿has visto?
- Ajá
- Tomá, te compré un sánguche primavera, bien fresquito, porque con este calor entrarle a una milanga me da miedo, viste.
- Ta bien. Gracias.
- Te noto callado
- Toy cansado como la mierda – le dijo sin mirarlo – mucho calor
- ¿Tenés para mucho?
- Una semana más seguro ¿vos?
- Noooo, yo tengo para veinte días mínimo che. ¡Esta mujer tiene un quilombo acá abajo que no se entiende qué quisieron hacerle! Se ve que la propietaria anterior movió la cocina de lugar, dio vuelta todo ¿viste? Puso la cocina donde estaba la bacha y la bacha donde estaba la cocina, entonces para adaptar la conexión del agua tuvieron que hacer dos codos, pero los hicieron para la mierda. Así que ando dále que dále rompiendo el piso y viendo cómo arreglo ese despelote. Y después tengo los baños, que son otro desastre.
- Así que veinte días
- Mínimo! Capaz, mes, mes y medio. Todo depende.

El paraguayo lo pensó por un segundo. “Mes, mes y medio”. .. para seguir viéndola un par de veces por día. Su pelo atado en dos simpáticas colitas y sus piernas largas y flacas como dos palitos chinos…”icoicocaballito”.

- ¿Y no vas a necesitar ayuda?
- ¿Por vos lo decís?
- Ajá
- ¿Pero vos sabés de plomería?
- Yo sé de todo Raúl. Hace muchos años que trabajo en esto. Toda la vida. Viste ese shopping que se prendió fuego en Asunción. Bueno, ahí trabajé yo. Hice plomería, electricidad, cosas de construcción, de todo un poco.
- Mirá vos che, no sabía nada.
- Ejasí
- ¿Sabés lo que pasa con vos paraguayo? Hablás poco. Vos tenés que hablar más, tenés que ser más abierto. Venderte un poco más.
- ¿Entonces?

Raúl se lo quedó mirando. El paraguayo era medio raro, pero laburaba como un buey. Era un negro fuerte y parecía buena gente. Silencioso, pero bueno. Por otro lado, cada vez era más difícil conseguir ayudantes. Los pibes andaban perdidos por ahí, esquineando, tomando y metiéndose cosas raras. Ya nadie quería trabajar. A nadie le importaba tener su casa, su chata, progresar, ser alguien. En el último año había tenido dos asistentes. Uno le robaba y el otro trabajaba a media máquina porque siempre andaba resacoso. Sabía que necesitaba a alguien con empuje para agarrar más laburos. La Jessi estaba por empezar la secundaria y ya le había adelantado que además, quería tomar clases particulares de inglés. “A la mierda”, pensó orgulloso, “la Jessi hablando en inglés”.

- ¿Y?
- Mirá que no te puedo pagar mucho al principio
- Ta bien, eso no me importa. Yo quiero trabajar.
- ¿Y andás corto?
- Es que solo es más difícil. No conozco mucha gente.
- Vamos a probar ¿eh? Yo lo que quiero es tener a alguien responsable. No quiero que te chupes ¿me entendés?
- Yo no tomo Raúl
- ¿Nada?
- Nada
- Pero los fines de semana, un vinito, una cerveza helada.
- No tomo Raúl, no me gusta

Después se quedaron en silencio comiendo en la sombra festejando con un suspiro cada vez que una corriente de aire fresco los sorprendía. El paraguayo, cada tanto, miraba la casa de enfrente y cada vez que lo hacía, la premonición del desastre lo estremecía. Sabía que ya era demasiado tarde para evitar el desenlace que se avecinaba. Un mes, un mes y medio a lo sumo, pero no mucho más. Tenía todo ese tiempo para analizar los detalles más finos, para ajustar horarios, para planificar el ataque, y todo ese proceso le demandaría horas de placer y ansiedad. Estaba claro que sería por la tarde. La casa tenía una puerta enrejada al costado de la entrada principal que daba a un pasillo. Solo tenía que trepar esa puerta y entrar a la casa forzando alguna entrada o alguna ventana. Sonrió.

- ¿Estás contento?
- ¿Eh?
- Que estás contento
- Sí, gracias Raúl
- ¿Te viniste solo para acá?
- Ajá – asintió apretando los dientes
- ¿Y allá tenés familia?
- A mi mamá – mintió sin querer recordar la última noche junto a su mujer y su pequeña hija de tres años. Pero los recuerdos son así, como una navaja afilada que una vez que penetran, abren una grieta difícil de cerrar. “Bestia”, “Animal”, “Degenerado” le había gritado Alba al entrar en la habitación. ¿Cómo no la había escuchado? ¿Tan entretenido estaba? Perdiendo la conciencia y la noción del tiempo y del peligro encandilado por aquella conchita suave y carnosa, Alba lo había visto todo. Su respiración entrecortada, sus enormes dedos sucios entrando tímidamente en aquel cuerpecito, frágil, ajeno e inocente, y la excitación de su marido sobresaliendo como un testimonio irreparable. “Bestia, animal, degenerado”, volvieron los ecos a invadir el presente. Después, inmediatamente después, el paraguayo se cruzó para la Argentina, escapando como lo que era. Un condenado a muerte. Los hermanos de Alba jamás lo perdonarían y si alguna vez lo encontraban, no dudarían en degollarlo como a un cerdo. Tembló.

- Se extraña ¿no?
- Sí.
- Mirá que hablás poco, mierda! Bueno che, me voy para abajo porque si no, nos vamos a quedar sin laburo los dos.
- Después te veo Raúl.
- Dale.

Volvió a apoyarse en la pala para incorporarse y sin chistar llenó la carretilla de arena. Buscó unos ladrillos y fue hasta la pared. Cómo le hubiera gustado vivir en aquella habitación una vez que estuviera terminada. Sería ideal. Vivir al acecho, sentado en la cama frente a la ventana, escondido entre las cortinas, pasando los días en un programado ritual masturbatorio. Viéndola salir de la mano de su mamá. Viéndola llegar. Viéndola jugar en el patio todas las tardes, mojándose con la manguera mientras regaba las plantas, cubierta tan solo por su bombachita, con el torso desnudo, y su blancura interrumpida por sus dos pequeños pezones. Cerró los ojos. Las esperaría agazapado y en silencio. Paciente como una…”bestia”… Sabía que las escucharía llegar entre risas y cantos, quebrando la calma del barrio. Se pararía detrás de la puerta y acabaría sin mediar palabra con la madre, como un rayo divino, como una condena implacable, como un evento del destino. Ya nunca más habría testigos. Los ojos de Alba serían apagados para siempre. Después…, respiró hondo, tomaría a su pequeña amante histérica y se encerraría con ella en alguna habitación. Probablemente debería silenciarla y eso le daba dos alternativas. Amordazarla o desvanecerla a golpes. Suponía que la amordazaría. Quería sentirla viva, activa, latente. De a poco la iría desnudando, dejando su inocencia expuesta como una ofensa a su criterio. Lamería sus lágrimas, la tomaría por la cola y la sentaría sobre sus piernas inquietas, para acariciarla y mirarla a los ojos y decirle: “icoicocaballito”.

De pronto sus sentidos se aguzaron, sus ojos buscaron y su cabeza se escondió tras la pared incompleta.

- Mami, mami, ¿podemos regar las plantas?
- Sí Macarena, sí
- Sí, sí, sí, sí, y quiero que nos mojemos todas, bien empapadas porque hace mucho calor

El paraguayo miró su reloj confiado. Exactamente, eran las tres de la tarde.

Fin
2010

SIN TINTA

¿Viste que a veces me desconecto, me pongo en off?
Sé que sabés de qué estoy hablando
De esos momentos en los que me cubro de rocío y todo me resbala
Las personas, las palabras, los sonidos y todo lo que está fuera de mi
No sé porqué lo hago, simplemente viene
Y me abraza, se apodera de mi, y mis ojos se mueren
Y solo asiento como un autómata y quizás sonrío y parece que estuviera ahí
Pero no estoy
Si me preguntaras qué pasa por mi cabeza durante esas pausas
No sabría qué responderte
Es que nunca es lo mismo
Puede que esté pensando en algo, o puede que me haya quedado en blanco
Sin tinta,
como una página en su máximo estado de pureza

¿QUÉ TE PASA?

No estamos pasando por los mejores días
Vos permaneces en silencio
Y yo no paro de preguntarte ¿Qué te pasa?
Una combinación letal, un verdadero veneno
Pero vos me decís “que nada”, que no te pasa nada
Y yo no sé si eso es bueno
O si justamente, es el problema,
Que no te pase nada
Tenés esa manera de ocultarte en tu bondad que me vuele loco
A veces me dan ganas de zamarrearte
De pegarte un par de cachetazos para que seas sincera
Aunque después lo pienso y nada indica que no lo seas
Es que uno siempre termina desilusionado
Acurrucado en la cama, pensando cosas raras
La otra noche pensaba si acaso vos, serías mi última mujer
Cómo saberlo… ¿y si lo fueras?
Pasé los últimos veinte años de mi vida al lado tuyo
Y ni siquiera sos capaz de confesarme qué te pasa
Es triste, pero es más triste para vos
Que no encontraste en mi la confianza
O la comprensión suficiente
¿Estaremos convirtiéndonos en nuestros padres?
Te lo pregunto porque los padres se quieren, pero ya no se aman
Probablemente algo de eso nos esté pasando
¿será eso lo que te pasa?
No me lo digas entonces, porque contra eso no hay remedio
Cuando el amor ya no es amor, es otra cosa peor
Es una mala imitación de algo perfecto,
Es como un cofre vacío, es el recuerdo de algo que se perdió
Así que no. No debe ser eso
Porque la otra tarde me dijiste que me amabas, y fue cierto
¿te acordás? Estábamos en la cama tirados después de hacer el amor
Rodeados de silencio y de infinitos rayos de sol
Con tu cabeza en mi pecho y nuestro íntimo olor
Y fue lo último que dijiste,
¿o te lo dije yo?

NO IMPORTA

NO IMPORTA
A veces tu cuerpo me tira señales, y que esas señales cambian
No sé qué les pasa, pero nunca se quedan quietas.
Son escurridizas, como si fueran transmisoras nómades del placer.
Pero así está bien, es más entretenido, menos previsible, más humano,
menos mecánico.
Tenés un cuerpo divertido amor.
Un cuerpo con infinitos recorridos,
con incontables senderos y pasadizos.
Mis manos, mis dedos, mi lengua y mi boca te atacan
como sensores tratando de descifrar tus reacciones.
Y a veces, cuando estoy perdido, generosa e interesada me vas guiando.
Ayer fue tu entrepierna y la otra tarde tu muñeca.
Y donde siempre encuentro algo es en tu cuello.
Pero nada nunca es seguro.
Todo es como un eterno juego, mío y tuyo.
¿Te diste cuenta lo bien que lo estamos haciendo últimamente?
Volvimos a ser como dos chicos sedientos.
Y cuando te pregunto “porqué será”,
vos me respondés “no importa”.
Tenés razón.
No importa.
En realidad, nada importa cuando dos cuerpos son capaces de incinerarse mutuamente. Vos más húmeda, yo más duro, los dos en estado puro.
No sé si es tu piel la que cambió o es la forma en que la percibo,
pero la siento más suave, más transparente,
si es que eso es posible.
Y tengo miedo de hacerte daño, porque es tanta la fuerza y el descontrol
que a veces puedo llegar a odiarte, por hacerme tan vulnerable.
No soy tan fuerte ¿lo ves?
Si al final, siempre terminamos abrazados.

MILIMETROS

Sigo asesinando esperanzas
subiendo escalones interminables
arriesgando lo poco que guardo
generoso idiota sin cuidado
Barro conmigo y soy basura
resplandeciente desperdicio
emblema de la eterna tentación
oculto en la sombra de la vergüenza
Hecho polvo ya no soy lo que creés
tan solo con mirarme es evidente
aunque no lo quieras ver
por piedad, por temor, o por costumbre
Me hundo en elegantes movimientos
milímetros imperceptibles cada día
siento que ya no sobra nada
y agoto así mis últimas palabras

ELLOS

Nos prometieron el paraíso, pero acá estamos
Sumergidos en la misma mierda
En la indiferencia
Nos miraron a los ojos y nos mintieron
Sin embargo otra vez estamos frente a ellos
Creyendo

Son como las cucarachas
En el fondo sabemos que no podemos
Vencerlas
Entonces, cada vez nos dan menos asco,
Y tenemos menos ganas de matarlas, de sentirlas explotar
Bajo nuestros zapatos

No resuelven nada
No les importa
Son fríos y calculadores
Empedernidos adictos sin conciencia
Quieren más, y lo consiguen
Cada vez que lo piden,
Estamos ahí para saciarlos

Dirán que soy extremista,
Pero me gustaría masacrarlos
Transferirles el miedo y la impotencia
Percibirlos indefensos
Rogando, suplicando por sus vidas
Y sin embargo no dudaría
En volarles la cabeza
En volver a cero
En terminar el juego

Tic tac tic tac tic tac
¿qué harían de saber que el tiempo
está a punto de convertirse en un
eterno silencio?

EL DETALLE IMPERFECTO

Hace unos días he dejado de quererte
Y los días ahora no son tan buenos
Son días, como siempre lo fueron
Pero algo en ellos me resulta diferente
Es como si se hubieran dado cuenta
De un detalle imperfecto
De una pequeña mancha
De una muesca extraña
Y ahí se quedan
Trabados en la impureza
Sin poder
Seguir adelante

DESILUSIÓN

Era de madrugada y me encerré en el cuarto de servicio. Me senté y apoyé la petaca en la pequeña mesa. Era un whisky barato, malo, una bebida magra. Fui a la cocina en puntas de pie, busqué un vaso, hielo y un plato. Volví a la habitación y abrí el papel sobre el plato. Estaba ansioso, sediento y drogado, después de pasar el día aspirando líneas como un tornado. Ya no sentía nada. Tan solo a mi corazón destartalado zumbando en mi pecho. Toda mi boca era, un pedazo de concreto. Pero no me importaba nada, y seguí tomando y aspirando, armando líneas gruesas para después desarmarlas en otras más finas, como un arquitecto que se pone a jugar con las formas y sus posibilidades, haciendo ridículos cálculos, intentando descifrar cuánto me iba a durar la cocaína. Estaba entretenido, en otro mundo, en otra galaxia. Era un vagabundo escondido en una alcantarilla, un paria, un absoluto desquicio. Clavé los auriculares en mis oídos y con los Smashing Pumpkins creí estar tocando la parte más oscura del paraíso. En ese momento, me sentí inmortal, casi un vampiro. Pero se abrió la puerta y la vi observándome con sus ojos desintegrados, con esa tristeza que solo conocen los desilusionados. Entonces volví a la tierra y el suelo quemaba como la arena del desierto, y el paraíso se había desvanecido como la niebla. Intenté decir algo, justificarme y hacerla reír, pero no pude evitar quedar como un imbécil. Se acercó y se sentó en la cama con los brazos entre las piernas. Hablé. Le dije que no se asustara, que no era cosa de todos los días, que yo nunca faltaba en casa. Le juré que nunca más, que entendiera, que a veces uno se tentaba y no pensaba en lo que hacía, pero que yo sabía hasta dónde podía llegar con eso, que se quedara tranquila. Y amanecía. Y me dijo que prefería no hablar en ese momento, que tenía mucho miedo. Quise sentarme junto a ella, sin embargo el coraje me abandonó. Se paró y antes de salir de la habitación me dijo: “Andá a bañarte y después vení a la cama. Pero entrá despacito, así no despertás a la beba”.

DESAPARECER

No te voy a pasar a buscar esta tarde
Ni siquiera voy a llamarte
Quiero perderme de vos, un tiempo
Quiero desaparecer
Ser como esas fantasías idiotas que uno tiene
Cuando se sienta a mirar el mar
Y ninguna otra cosa importa
Voy a apagar los teléfonos
Voy a quedarme quieto
Como un edificio muerto
Como el desierto sin viento
Voy a cerrar mi boca
Y convertirme en silencio

CONTRATIEMPO

Tu ojo de vidrio y tu bastón
Tu ecléctico pelo y tu pausa al hablar
Tus anécdotas de otros tiempos,
Cuando estabas entero
En esa porción de la vida y del tiempo
En que nada puede resultar mal
Y todo es necesariamente urgente
Y eterno
Tus brazos repletos de heridas
Rastros de tus inesperadas vueltas al mundo
Siempre con una sonrisa, pesada, gorda y oscura
A veces me pregunto ¿qué sentirás al estar
Tan cerca de la muerte en forma permanente?
Y elijo pensar que la música te mantiene acá
Echo, Iggy Pop y The Waterboys te empujan
Como tu séquito privado de enfermeros
Te obligan a bailar de pie como un fantasma
Como el antiguo espectro de tu propio ser
Como un animal atrapado, pero orgulloso
Y sé que solo es poco lo que nos queda
Aunque quizás con suerte, ese poco
Sea más de lo que podamos suponer
¿te acordás de aquellas noches en Mix?
¿De cuándo nos escondíamos Bajo Tierra?
Vampiros al escape de un sol inoportuno
Látigos implacables, fieros y duros
Las sombras nos fueron alcanzando al fin
Como en esos días en que todo se nubla
De repente, sin aviso,
Sin darnos tiempo a buscar refugio.
La soledad será más profunda, lo se
Y me asusta afirmarlo
Me asusta

COMBINACION

Creo que sin vos.
No.
Sé que sin vos, estaría loco o muerto
y vos también lo sabés.
Fuiste mi rescatista
y aún sos la piedra de mi realidad
Una noche, cuando estabas embarazada
te dejé en el living de la casa de un amigo,
y me encerré en la cocina a tomar cocaína
Hice tantas cosas para perderte
sin embargo,
seguis confiando en mi
y en nuestra suerte.
En el resultado de nuestra combinación
De algo estoy seguro:
yo no podría hacer lo mismo.
No soy tan generoso.
No sé perdonar,
ni amar
en forma absoluta

sábado, 6 de febrero de 2010

ESTO Y AQUELLO

Temprano te pregunté si habías traido esa ropa que me gusta
y me dijiste que sí
Después pasamos todo el día en la playa,
quemándonos en la arena
Vos me abrazabas y me apoyabas tus tetas calientes
mientras yo te apretaba para que me sintieras
Y hablamos de la noche que se venía
y de cómo pasar de largo todo ese día,
con los chicos dando vueltas
jugando en el agua y pidiendo cualquier cosa
como linyeras sin techo
Intentaste leer, pero estabas tremenda
como una mosca atrapada en un frasco de vidrio
inquieta, perturbada, lasciva y dispuesta
Cada roce, cada contacto, señales calculadas
para provocar efectos conocidos
Y en un momento te miré y quise cojerte ahí
frente a todo el mundo, como un violador desbocado
Vos sabés a qué me refiero
sabés bien lo que me pasa cuando me interno en esos estados
Soy tan voraz y desatento que lo único que veo
es a vos, a mi hembra húmeda y salada
propiedad privada de mis manos y esclava de mi sed
Y trato de controlarte, enviándote señales
con mi pensamiento, y te digo:
"te voy a hacer esto y aquello"
y vos me contestás susurrándome al oído simplemente:
"AH"
Solo con eso lográs que empiece a fluir lentamente
como un anticipo del desborde, transparente y pegajoso,
tibio
Pasaron cosas, de todo, cosas de la rutina,
cosas que pasan en una familia,
hasta que logramos arrastrarnos a la cama
ya en la madrugada del otro día
Te esperé acostado, mientras adivinaba tus movimientos
dejó de correr el agua en el baño, abriste la puerta,
y apareciste como una esfinge, con tu cuerpo de leona acicalado
envuelta en mi ropa predilecta
"vení", te dije
y como siempre, te acercaste hasta perderte entre las sábanas