sábado, 30 de abril de 2011

NOCHES

Últimamente nos sentamos a cenar

Y la botella siempre está ahí, entre los dos

Como un desafío a nuestra debilidad

Pero somos débiles y ya.

Siempre lo fuimos, para ciertas cosas

Podemos soportar la muerte y el cáncer

Y las cartas documento, pero

La vida sin la botella, es algo más complicado

De resolver.

Siempre nos servimos y brindamos y nos decimos

“te amo”, y es cierto. No sobreactuamos.

Y cuando se acaba la primera, abrimos la segunda,

Pero para entonces ya no hay brindis, ni palabras.

Nos queda la risa y la música y quizás un cigarrillo.

Ella no fuma, pero le gusta verme fumar.

“Te queda bien el cigarrillo, fumá”, me dice, y se para

Y corre a buscarme un Marlboro.

Yo me río y le miro el culo cuando va y las tetas cuando viene

Y después fumo y nos quedamos charlando

Hasta que se acaba el vino

Y la noche se transforma en un desierto.