lunes, 15 de marzo de 2010

SOBREVIVI

Sobreviví al encierro líquido y lloré al salir,
Para seguir sobreviviendo
Sobreviví a la casa de mi barrio y a la primaria
A toda esa infancia fría de escarchas por las mañanas
A las hormigas y a las tortugas y a las espadas de madera
Sobreviví al Peugeot y al Fiat, al Dodge y al Ford
A los veranos en Mar del Plata y a las tardes de pesca
Sobreviví al sol y a sus efectos y a mis ganas de broncearme
Casi al instante
Al tomate húmedo sobre mi espalda ardiente
Y a los bailes en María López
Sobreviví a mi primera vez en la Isla Maciel
Y a ese primer cuerpo desnudo en aquella habitación sin puerta
Sobreviví también, a mi segunda vez, y eso creo,
Que fue pura suerte
La música, sin dudas, me ayudó a sobrevivir
Sobreviví a la muerte de mi viejo y primero a su agonía,
Eterna, triste, invasora y decadente
Sobreviví a mi piel agujereada por cigarrillos
Y a un par de sicólogos que no pudieron conmigo
A noches inolvidables fumando dentro del coche
Contando chistes y quemando pedos entre ginebra y cerveza
Sobreviví a los bares y eso otra vez, fue pura suerte
A las trompadas, a las corridas, a la policía y a las mañanas siguientes
Cuándo me preguntaba envuelto en resacas, si aún estaba vivo
Sobreviví a esa respuesta para arrancar de nuevo
Como un arrepentido de su casual destino
Sobreviví a los dos recitales de The Cure a finales de los 80
Y a varios de Riff y de Sumo
Sobreviví a Cemento y Caras más Caras,
Al Dorrego y a la Nave
A Paladium y a Bajo Tierra
Y la verdad es que nunca me sentí tan vivo como en esas noche paranóicas
Ausentes de sueños, vacías de detalles y hasta de recuerdos
Sobreviví a la noche que me dijiste que te ibas con otro aunque me estaba muriendo
Sobreviví a tus cartas y a tus fotos y te sigo sobreviviendo
Sobreviví a Alfonsín y Menem,
a De La Rua con Chacho
y a los cuatro presidentes
Sobreviví a Néstor y en eso estoy con Cristina
Sobreviví al Pellegrini y a los viajes desde Berazategui
Al Ciclo Básico y casi me matan en Abogacía (pero salí corriendo)
Sobreviví a mi primer trabajo, a mi primer sueldo y a tocar la batería
A las primeras canciones y escribir prescindiendo de las rimas
A vivir en Canadá y a unos cuántos amigos descuartizados
A verte entrar y a saber que eras la mujer de mi vida
Sobreviví a la noche de anoche y las uñas clavadas en mi piel
Y sé sin ninguna duda que sos lo último que sobreviviré.

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