sábado, 20 de noviembre de 2010

DOBLEMENTE UNO

Las sábanas y tu sangre fresca
Roja y hedionda
El sudor en medio de la tarde
Dos hienas al fin viviendo
Un momento de plena calma
Cada tanto enfrentamos a nuestros temores
De la manera que más nos gusta
Y la vida vibra a nuestro alrededor
Encerrada entre las paredes desnudas
De nuestra habitación
Restos del otro en el otro
Recuerdos que se desvanecen de a poco
Ingrata sorpresa la muerte
Que nos persigue implacable
Como un cazador furtivo
Como una bestia siempre hambrienta
Como la noche de cada día
Como el honor frente a una promesa hecha
Nos hicimos pedazos
Entre la luz que atravesaba las persianas
Mientras el resto del mundo
Continuaba girando a nuestro alrededor
Y es que cuando estamos así,
Ya nada más nos importa
Somos únicamente dos
Doblemente uno
Más atroces y sinceros que el resentimiento
Más hábiles que los traidores
Todo resulta tan pequeño
Frente a la inmensidad de nuestros cuerpos

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