Amanecí el primero de enero
acurrucado en la vereda
Al costado de los pasos
de los que aún quedaban en pie
Sin vos,
soy propenso a estas caídas
Toco fondo de inmediato y sin remedio
Como un ancla que se hunde,
en arenas movedizas
Cadáveres enroscados
Indescifrables recuerdos
Amigos que se olvidaron
De nuestra nueva amistad
Todo lo viejo es eterno
Todo lo eterno sos vos
Y los velos que se corren
Y las risas que se apagan
Como el humo de mil fuegos
Como dos corazones muertos
viernes, 22 de enero de 2010
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