domingo, 3 de enero de 2010

A TIEMPO

Jugando en la cocina después del vino,
Lamiéndonos con la mirada
Sudados de reír y aún ácidos
Como dos amantes deshidratados
Te arrojaste sobre mi, animal sobre su presa,
Y me desenfundaste brutalmente
Mientras los sonidos cotidianos de la casa
Susurraban cómplices en nuestros oídos
Te puse contra la pared y te toqué como te gusta
Como siempre me pedís que te toque
Retorcida y humeante, dispuesta a todo
Cerraste la puerta con tu pierna y te agachaste
¡dale, dale! con mis manos enredadas en tu pelo
Rígido y filoso, palpitante hasta que al fin te levantaste
Y tu mirada y la mía sonrieron y ya no fuimos dueños de nada
Porque lo teníamos todo acumulado en nuestros cuerpos
La energía agazapada, la fuerza
El descontrol y el instinto, la violencia
Las heridas en la piel como trofeos
¿o marcas de pertenencia?
Sabés que sos mía
¿o acaso todavía no lo tenés en claro?
Sabelo entonces, sos mi mujer
Y no hay nada mejor que puedas ser en tu vida
Te sentaste en la mesada
y me abrazaste como a un último deseo
y vulnerables frente al resto
Nos perdimos en silencio
Como casi siempre lo hacemos cuando estamos rodeados
Y es que vivimos creando nuestros espacios
Para mantenernos vivos, para no terminar descuartizados
Como dos cobardes que se rinden cuando aún están a tiempo de ganar.

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